Desnuda.

 

IMG_9022 (1).jpg
Auto Retrato

Si desnuda, desnuda por que hoy me quiero abrir un poco con ustedes, destaparme, contarles quien soy, sin miedo y sin escrúpulos hablares de mis virtudes y defectos, de los temas que inundan mi mente constantemente, de mis propósitos, de mis metas y mis sueños. Mis dificultades, mis luchas internas y mis miedos.

Mi nombre es Sol y como verán uso el seudónimo de Matahari. Tengo 22 años, nací en Lima, Perú. Crecí en una familia que hasta hace un tiempo sentía ausente, tenía momentos de mi infancia difusos y no podía recordar, pero hace poco tuve una de las experiencias mas maravillosas de mi vida al encontrarme con mi niña interior. La vida me puso en el camino piedras muy grandes que cargar a muy corta edad y eso me hizo crecer abruptamente. A los 12 años ya era una niña bastante pensante para mi edad, me encantaba inmiscuirme en los temas de adultos pero a la vez ciertos problemas que no debía cargar a esa edad los llevaba encima mío. Quería ser un apoyo constante, una persona que este para cualquiera en sus momentos mas difíciles; sin embargo, eso me llevo a cargar cruces que no eran mías y a tolerar mas de lo que podía.

Fue cuando salí del colegio que me empecé a dar cuenta que no sabía quien era, no sabía a donde iba y una extraña depresión se empezaba a apropiar de mi. No se si en ese entonces me volví mas irritable, pero aún así seguía alimentándome de problemas que no eran los míos. Sonreír sin sentirlo verdaderamente se volvió algo muy fácil de hacer, por dentro me desmoronaba pero por afuera intentaba mostrarme firme y bien parada.

A los 18 años me fuí a vivir a Australia, estaba atemorizada, no sabía que me esperaba, pero estaba tan confundida con tantas cosas que me fui sin pensarlo mucho. Llegué a un país de primer mundo, totalmente diferente al mío, un país que ni bien pise sentía que me cambiaría la vida por completo. Mi vida giro 180 grados, me volví independiente y todos los problemas que me inundaban por dentro parecieron difuminarse en ese ambiente de paz y tranquilidad en el que estaba. Mis incertidumbres se adormecieron y el dolor ya no era intolerable. Conocí personas maravillosas, personas con propósitos muy parecidos a los míos, personas que llevo en el corazón para toda la vida. Viaje y viaje, descubrí que el mundo era maravilloso, salí de aquella  caja en la que estaba viviendo y de la burbuja en la que actualmente estaba sumergida.

Pasaron los 6 meses volando, no me quería ir pero al mismo tiempo algo me decía que tenía que regresar. Tome una decisión apresurada, sabía que la única manera de que me dejaran residir en otro país era estudiando y antes de volver a Lima aplique a un instituto de cine en Buenos Aires. Regrese a mi país, estuve un verano, tristemente me di cuenta que todo seguía igual y al mismo tiempo no.  Las personas seguían con sus vidas pero  la mayoría seguía viviendo dentro de los parámetros de un libro cuadriculado y eso me molestaba bastante. Emprendí mi huida nuevamente, llegue a Argentina, con muchos sueños y esperanzas, pero a veces las cosas no salen como uno quiere. Fue viviendo allá que acepte un problema que ya venía batallando hace tiempo, pero no lo quería aceptar y estando ahí se acentuó mas.

Ya iba un tiempo lidiando con un desorden alimenticio, este empezó justo un año atrás de irme a Australia. Comenzó sigiloso, callado, pero de a pocos se fue apoderando de mi. En Australia ya eran notorios patrones de este problema, pero como les decía, había algo en ese ambiente que anestesiaba todo lo que sentía. Fue en Buenos Aires  cuando me dí cuenta que mi problema estaba alterando mucho mi salud mental y emocional. Me volví introvertida, callada, huraña. No quería salir, no quería hacer vida social, ni mucho menos sabía como manejar mis emociones. Por las noches lloraba; me invadía una soledad inmensa y el pecho se me estrujaba, me encontraba perdida, no sabía quien era y no podía armar las piezas de mi propio rompe cabeza que estaban desparramadas por todos lados. Fue entones cuando tome una decisión muy valiente, volví a Lima de vacaciones y escupí como veneno todo lo que sentía, asumí mi enfermedad, pedí ayuda y a partir de eso todo empezó a cambiar.

Regrese a lima al cabo de un mes de haber pedido ayuda y a las 2 semanas ya estaba en tratamientos psiquiátricos, médicos y psicológicos… Si no fuese por ellos quizás no estaría acá escribiendo esto. Durante las primeras sesiones con mi psicóloga solo lloraba, me la pase semanas enteras con lágrimas recorriendo todo mi rostro. Resulta que jamás había encontrado a alguien que me entendiera tanto, que no me juzgara y que me haya logrado dar las herramientas necesarias para sanar. Hicimos  regresiones, hablamos sobre mi infancia, sobre mi crecimiento abrupto, sobre mi incapacidad de amarme y amar a los demás. Hablamos sobre como me minimizaba por el hecho de no querer ser una carga para los demás. Irónicamente, empecé a comer menos, me acuerdo que lo relacionábamos como una huelga de hambre, pues al no poder tolerar mas cosas en mi vida, tampoco podía hacerlo con la comida. Era como un resentimiento hacia ella, por un lado quería ser notada, por mas de que me veía diminuta e insignificante. Por otro lado, sentía que era lo único que podía controlar en mi vida y por eso me aferre tanto a ello.

Entendí entonces que no me debía callar, que yo también tenia voz y voto, que no debía mezclarme con el resto, que yo era yo y no debía dejar que los problemas de los demás me afectaran como si fueran míos. De a pocos fui mejorando mi relación conmigo misma, de a pocos fui mejorando mi relación con los demás, de a pocos me fui re-descubriendo, encontrando esa luz que creía perdida y nuevos colores empezaron a brotar de mi. Recupere el peso perdido y bote el peso de adentro que tanto me estaba haciendo sufrir. Volví a ser una persona extrovertida, llena de vida y empece a entenderme cada vez mas.

Dos años transcurrieron, crecí enormemente como persona, cambie por mi mas no por nadie. Ya no vivía amargada con la vida, me dejaron de importar las opiniones de los demás, pues entendí que debía rodearme de gente que compartiera los mismos ideales que yo y que empezaran a sumarme en lugar de restarme. Entendí entonces que estaba huyendo de mis problemas y que la única manera de enfrentarlos era volviendo a la raíz donde empezó todo. Durante esos años de terapia empecé a escribir, me enamoré de las letras, me engatusaron y todo lo que me sucedía o aprendía lo plasmaba en una hoja en blanco. Escribir me ayudo mucho a ordenarme, a ver cosas que antes no veía, a desahogarme y a dejar mis ideas en claro.

Medio año después llego el momento en el que decidí dejar la psicóloga, decidí caminar por mi cuenta, decidí utilizar todas las herramientas que se me habían dado para emprender un nuevo camino. Sin lugar a dudas era un desafío, por mucho tiempo esas 4 paredes habían sido mi lugar de apoyo, mi espacio personal, mi almohada para llorar ; pero estaba decidida que era hora de que lo encuentre dentro de mi misma. Ya ha pasado casi un año de esa decisión y aunque a veces me llene de incertidumbres e inseguridades, siempre encuentro mi propia salida. Aprendí a quererme, a valorarme, a llenarme de amor  y cariño y compartirlo con los demás, aunque a veces no se si debería. He dado en ocasiones mas de lo que me han dado a cambio y de eso he aprendido mis lecciones mas grandes.

Mientras escribo esto tiemblo, tiemblo por que es una parte muy intima de mi, porque jamás lo he querido hacer público. He escrito una y otra vez sobre esto pero nunca lo he compartido… no me sentía lista, pero creo que ahora lo estoy. La razón de por que lo hago es por que  se que muchas personas pueden haber pasado (o estar pasando) por algo parecido y  por que me gustaria poder ayudar y motivar a los demás, pues no hay nada que me llene mas que pode darle una mano a alguien. Ahora, esta historia no acaba acá, aun lucho, lucho contra mis inseguridades, lucho en ocasiones con la falta de amor propio y  la verdad es que siempre podemos retroceder y no es un camino fácil, pero siempre hay que tener los ánimos para seguir adelante y reconocer todo lo que hemos avanzado. He aprendido a caerme y levantarme de mil formas y es increíble que aun siga de pie y si no hubiese atravesado por todo esto en definitiva no seria la persona que soy ahora y por ello agradezco.

Para culminar con esta breve historia que les cuento (breve porque literalmente podría escribir un libro sobre esto), actualmente me encuentro estudiando en mi ciudad natal, por ahora trato de centrarme en el presente, no correr, acabar con mi carrera y ver que hacer después. Y si hablamos de metas y propósitos, además de mejorar cada día como persona, quiero dejar una huella, quiero ser capaz de llegar a mas personas, quiero culminar el libro que empece a escribir hace un tiempo y darlo a conocer finalmente. No se que me depara el futuro, pero por ahora esto es lo que soy, una joven como cualquiera abriéndose sobre sus propias vivencias y experiencias para no solo sanar a los demás si no también a mi misma.

 

 

2 Comments Add yours

  1. Francisco J. Berenguer says:

    Impresionante tu desarrollo personal. Te felicito. Saludos desde España de alguien que a sus 54 todavía sigue perdido. Un abrazo

    Liked by 1 person

    1. matahari1996 says:

      Gracias!, nunca es tarde para encontrarse, tengamos la edad que tengamos, también creo que es natural perdernos y encontrarnos mas de une vez, mucha suerte… estoy segura que lo eventualmente lo harás.

      Liked by 1 person

Leave a comment